La mayoría de los seres humanos piensan que perdonar es algo fácil. De hecho desde que somos niños y cometemos alguna falta nuestros padres o maestros nos exigen pedir perdón por lo mal hecho. Casi siempre lo hacíamos obligados. Sí alguien, en la época en que éramos apenas niños, nos hizo algo desagradable, tal vez pudo resultarnos difícil perdonarlo en aquel momento, e incluso, pueden existir sucesos que daten de nuestra infancia y que aun recordemos con profundo resentimiento y que no estemos, además, dispuestos a perdonar porque no hayamos podido olvidarlos.
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