Desde las primeras páginas, en que la embarcación con su carga humana desaparece en la niebla, el lector se adentra en un mundo donde lo onírico y lo vivencial chocan con sagaz agudeza, abriendo espacios mágicos en los que casi todo cabe, incluso, los cuentos que la madre les inventa en las noches a sus hijos. Sin duda, Llópiz logra un libro integral, una armoniosa convergencia entre eventos históricos perfectamente documentados, fecunda imaginación y literatura infantil.
Luis de la Paz en Diario las Américas.
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